Sunday, July 22, 2007

ontologia - dicionário de José Ferrater Mora

ONTOLOGÍA. Desde el momento en que Aristóteles habló de una "filosofía primera" (véase PHILOSOPHIA PRIMA) e incluyó en ella tanto el estudio del ente en cuanto ente como el estudio de un ente principal al cual se subordinan los demás entes, se abrió la posibilidad de distinguir entre lo que luego se llamó "ontología" y lo que con mayor frecuencia se entendió por "metafísica" (VÉASE). Durante el siglo xvi, además, autores como Suárez y Fonseca manifestaron con frecuencia una idea por así decirlo "muy ontológica" de la filosofía primera, o cuando menos de ciertos aspectos de tal filosofía primera. Sin embargo, sólo a comienzos del siglo xvii surgió el término Ontología'. Nos referiremos acto seguido a la historia de este término.

El primero que lo usó, en la forma griega οντολογία , fue Rudolf Goclenius en su Lexicón philosopliicam, quo tanquam clave philosophiae fores aperiuntur (1613), pág. 16, pero limitándose a indicar: "οντολογία, philosophia de ente". Veintitrés años después, el término οντολογία (que se usó luego con más frecuencia en la
transcripción latina ontología) fue empleado por Abraham Calovius (Calov) en su Metaphysica divina, a principiis primis eruta, in abstractione Entis repraesentata, ad S. S. Theologicam applicata monstrans, Terminorum et conclusionum transcendentium usum genuinum abusum a hereticum, constan « (1636) [reimp. en los Scripta phüosophica (1654), del mismo autor]. Según Calovius, la scientia de ente es llamada Metaphysica con respecto al "orden de las cosas", a rerum ordine, y es llamada (más propiamente) οντολογία con respecto al tema u objeto mismo, ab obyecto proprio. En su obra titulada Rationalis et realis philosophia (1642), Juan Caramuel de Lobkowitz introdujo el término equivalente οντοϊοφ α (que usó también, en la transcripción latina ontosophia, como equivalente a ontología). El objeto de la metafísica, escribió Caramuel, es en ens, y se llama δντοσοψία porque es ό'ντος σοφία, es decir, entis scientia. Caramuel parece haber tenido una más clara idea de la naturaleza y requisitos de la "ontología-ontosofía" de la que tuvo Calovius, según hemos mostrado en el art. cit. en la bibliografía.

Se ha dicho con frecuencia —el propio autor de la presente obra lo dijo en ediciones anteriores de la misma— que el primer autor que usó términos como ontología y ontosophia fue Johannes Clauberg en sus Elementa philosophiae sive ontosophia, scientia prima, de iis quae Deo creaturisque seu modo communiter attríbuntur (1647). Hemos visto que ello no es cierto. El propio Clauberg reconoce la precedencia de Calovius y Caramuel de Lobkowitz al respecto (op. cit., pág. 278 [la precedencia de Goclenius tiene escasa significación filosófica; menos aun la tiene la a ve-ces mencionada de Jacobus Thomasius en su Schediasma historicum, de 1655]). Pero es cierto en todo caso que Clauberg destacó la importancia de la Ontología — u Ontosophia. La obra referida se divide en cuatro partes que tratan : ( 1 ) de los prolegómenos que dan razón de la "ciencia primera"; (2) de la didáctica o método de tal ciencia; (III) del uso de la misma en las demás facultades y en todas las ciencias y (IV) de la diacrítica o diferencia entre ella y las otras disciplinas. Según Clauberg, la ontosophia (u ontología) es una scientia prima que se refiere (por analogía y no unívocamente) tanto a Dios como a los entes creados. Se trata de una prima philosophia, superponible a la πρώτη φιλοσοφία de Aristóteles, es decir, de una scientia quae speculantur Ens, prout Ens. En 1656 Clauberg publicó una obra titulada Metaphysica de Ente, quae rectitus Ontosophia, en la que define la ontosophia como quaedam scientia, quae contemplatur ens quatenus ens est. Se trata de la misma ciencia que es llamada "comunmente" Metaphysica, pero que sería "más apropiado" llamar Ontología o scientia Catholica, eine allgemeine Wissenschaft, 6- Philosophia universalis. El ens de que trata la ontología puede ser considerado como pensado (intelligíbile), como algo (aliquid) y como la cosa (substantia). No podemos detenernos aquí en varias interesantes reflexiones de Clauberg de las que parece deducirse que la ontología es como una "noología" (véase NOOLOGÍA, NOOLÓGICO), cuando menos en cuanto que la ontología trata de Alles was nur gedacht und gesagt werden kann (como escribe Clauberg, en alemán, dentro de la obra latina — costumbre, por lo demás, cada vez más frecuente en obras filosóficas académicas alemanas del siglo xvm). En 1694 Clauberg publicó una edición anotada de los antes indicados Elementa philosophiae sive ontosophia, con el título Ontosophia, quae vulgo Metaphysica vocatur (conteniendo como apéndice un escrito titulado Lógica contracta). En dicha obra indica Clauberg que el nombre ontosophia, "aunque no fue del gusto de las gentes doctas en las letras griegas, hizo su camino en el público", y luego reiteró las ideas expresadas en los Elementa y los nombres usados en la Metaphysica de Ente.

Las "gentes doctas en las letras griegas" eran posiblemente humanistas y filólogos; "el público" no puede ser otro que el "público filosófico". Y, en efecto, este "público" respondió con simpatía al nuevo vocabulario. En 1653 J. Micraelius publicó un Lexicón philosophicum tcrminorum philosophis usitatorum, del que se publicó una segunda edición en 1662. Aunque no introdujo ningún artículo sobre "Ontología" u "Ontosofía", habló de δντολογ.'α en el artículo "Philosophia". La οντολογία fue definida por Micraelius como una pcculiaris disciplina philosophica, quae tractât de ente, si bien añadió: quod tarnen ab alus statuitur objectum ipsius metaphysica, lo que pareció un "retroceso" con respecto a Clauberg, y aun con respecto a Caramuel, ya que superponía ontologia a metaphysica. En 1692, Etienne (Stephanus) Chauvin publico un Lexicón philosophicum (que lleva bajo cubierta el siguiente título: Lexicón rationale sive Thesaurus philosophicus ordine alphabetico digestus, lo que explica que se lo haya citado a veces con el nombre Lexicón philosophicum y a veces con el nombre de Lexicón rationale). En esta obra, y en una segunda edición, aumentada, publicada en 1713, Chauvin introdujo un artículo sobre "Ontosophia", la cual definió del modo siguiente: Ontosophia... σοφία οντος sajiicntia seu scientia entis. Alias Ontología, doctrina de ente. Pero la mayor información sobre la "ontosofía" se halla no en el artículo "Ontosophia", sino en el artículo "Metaphysica" de la misma obra. En él escribe Chauvin que la metaphysica como catholica scientia seu universales quaedam Philosophia, es llamada por algunos Ontosophia u Ontología, y estima que este uso es más apropiado por ser realmente scientia entis, quatenus est cns. La ontosophia es σοφ(ζ ό'ντος ο sea sapientia seu scientia entis. La ontología es λόγος ό'ντος , sermo seu doctrina de ente. Según Chauvin, la ontosophia parece ser propiamente la doctrina o ciencia del ente, y la ontología parece ser un sistema que incluye el método a usar en la doctrina del ente.

Leibniz usó Ontología en su "Introductio ad Encyclopaediam arcanam" (apud L. Couturat, ed., Opuscules et fragments inédits de Leibniz, 1903, pág. 512), definiéndola como scientia de aliquo et nihilo, ente et non ente, re et modo rei, substantiel et accidente. M. Grabmann (Mittelalterliches Geistesleben, I, 1926, pág. 547) indica que Jean Baptiste Du Hamel usó el término ontología en su obra Philosophia vêtus et noca, ad usum scholae accommodatae, in regia Burgundia olim pertractata (editio 3 multo emendatior), 2 vols., 1684, a veces llamada Philosophia Burgundica. Esto es cierto, pero también lo es que Du Hamel no parece dar gran importancia al nombre y a lo que él pueda significar. Menos interés muestra Du Hamel al respecto en la primera y segunda ediciones de dicha Philosophia Burgundica, tituladas respectivamente De consensu veteris et novae philosophiae libri dúo (1663) y De consensu veteris et novae philosophiae libri quatuor, seu Promotae per experimenta philosophiae pars prima (1675). Por otro lado, Antonio Genovesi [Genovese] usó ontosophia en su obra Elementa metaphysicae mathematicum in morem adornata. Pars prior. Ontosophia (1743), y Francis Hutclieson usó el término ontología en su Synopsis Ontologiam et Pneumatologiam complectens (1742, 2' ed., 1744, 3' ed., 1749, 4' ed., 1756, 5» ed., 1762, 6' ed., 1774). Ontología fue introducida como término técnico en filosofía por Jean Le Clerc, en el segundo tratado titulado "Ontología sive de ente in genere" de sus Opera philosophíca in quatuor volumina digesta (5' ed., 1722) (Julián Marías opina que sólo Jean Le Clerc, o lonannis Clericus [1657-1737], puede ser considerado como un verdadero precursor de Wolff, pero la "prehistoria" del término Ontología' que hemos bosquejado antes parece desmentir esta suposición).

En todo caso, fue Wolff quien sintetizó y popularizó la "ontología" en su Philosophia prima sive ontología methodo scientifica pertracta, qua omncs cognitionis humanae principia continentur (1730). Wolff define la ontología seu philosophia prima como una scientia entis in genere, quatenus ens ens (Ontología, § 1). La ontología emplea un "método demostrativo" (es decir, racional y deductivo) (ibid., § 2 ) , y se propone investigar los predicados más generales de todos los entes como tales (ibid, § 8 ) . Siguiendo las huellas de Wolff —el cual, según Pichler, siguió fundamentalmente a Clauberg (en sus Elementa) y a Leibniz (en su "De primae philosophiae emendatione", publicado en las Acta eruditorum, 1694), a tenor del propio Wolff (Ontología, § 7)—, Baumgarten habló de la ontología en su Metaphysica (1740), llamándola también ontosophia, metaphysica, metaphysica universalis, architectonica, philosophia prima, como "la ciencia de los predicados más abstractos y generales de cualquier cosa" (Metaphysica, § 4) en cuanto pertenecen a los primeros principios cognoscitivos del espíritu humano (ibid., § 5).

Esta prehistoria del término Ontología' permite comprender, entre otras cosas, la posición de Kant con respecto a Wolff y hasta el hecho de que la "prueba anselmiana" fuera llamada por Kant con el nombre con que hoy generalmente se la conoce: "prueba ontológica" (véase ONTOLÓGICA [PRUEBA]). Pero, en rigor, Kant se dirigió menos contra la "ontología" que contra la pretensión de erigir semejante "ciencia primera" sin una previa exploración de los fundamentos de la posibilidad del conocimiento, es decir, sin una previa "crítica de la razón".

En todo caso, es notorio que los autores que usaron Ontología' u Ontosofía' tendieron a destacar el carácter "primario" de esta ciencia frente a cualquier estudio "especial". Por eso si la ontología pudo seguir siendo identificada con la metafísica, lo fue con una "metafísica general" y no con la "metafísica especial". La ontología fue —cuando menos en la llamada "escuela de Leibniz-Wolff"— la primera ciencia racional por excelencia; por eso la ontología como ontología rationalis podía preceder a la cosmología rationalis, a la psychologia rationalis y a la theologia rationalis. Por medio del nombre Ontología' se designaba el estudio de todas las cuestiones que afectan al llamado sermo de ente, es decir, al conocimiento de los "géneros supremos de las cosas". La superposición de la ontología con la metafísica general representaría ya, por lo tanto, un primer paso hacia aquel mencionado proceso de divergencia de las significaciones en los vocablos 'metafísica* y Ontología'. En efecto, todo lo que se refiriese al "más allá" del ser visible y directamente experimentable, quedaría como objeto de la "metafísica especial", que sería, efectivamente, una trans-physica. La "metafísica general u ontología" se ocuparía, en cambio, sólo de "formalidades", bien que de un formalismo distinto del exclusivamente lógico. Tal acepción es patente sobre todo en aquellas direcciones de la neoescolástica del siglo xix que de algún modo tuvieron -—cuando menos terminológicamente— contactos con el wolffismo. En todo caso, la citada expresión ha adquirido ya carta de naturaleza dentro de la neoescolástica. Por eso su nombre ha sido aplicado retroactivamente a todas las investigaciones sobre las determinaciones más generales que convienen a todos los entes, los trascendentales. Esta referencia a los trascendentales explica, por lo demás, el sentido en que fue tomada la ontología por Kant, quien pudo llegar a concebirla como el estudio de los conceptos a priori que residen en el entendimiento y tienen su uso en la experiencia.

Ahora bien, la misma imprecisión que rige en la cuestión de los trascendentales hace que la ontología sea entendida de maneras diferentes. Por un lado, es concebida como ciencia del ser en sí, del ser último o irreductible, de un primo ens en que. todos los demás consisten, es decir„ del cual dependen todos los entes. En este caso, la ontología es verdaderamente metafísica, esto es, ciencia déla realidad o de la existencia en el sentido más propio del vocablo. Por otro lado, la ontología parece tener como misión la determinación de aquello en lo cual los entes consisten y aun de aquello en que consiste el ser en sí. Entonces es una ciencia de las esencias y no de las existencias; es, como se ha precisado últimamente, teoría de los objetos. Algunos autores señalan que esta división entre la ontología en tanto que metafísica y la ontología en tanto que ontología pura (o teoría formal de los objetos) es extremadamente útil en la filosofía, y que el único inconveniente que presenta es de carácter terminológico; en efecto, arguyen tales críticos, conviene usar el vocablo Ontología" sólo para designar la ontología como ciencia de puras formalidades y abandonarlo por entero cuando se trata de la metafísica. La invención del término Ontología' ha expresado ya por sí misma la necesidad de tal distinción. Otros autores, en cambio, estiman que la división es deplorable, pues rompe la unidad de la investigación del ser (esse), tema de la metafísica y de la ontología o, si se quiere, de la metafísíca-ontología.

Como disciplina especial de la filosofía la ontología ha sido cultivada durante los siglos χνπι y xix no sólo por autores que han seguido la tradición escolástica y la escuela de Wolff (o ambas), sino por otros autores y tendencias. Así ocurre con Herbart (donde la ontología es la ciencia que investiga el ser de los "reales" [VÉASE]), con Rosmini, que hace de las ciencias ontológicas las ciencias que estudian el ser como es a diferencia de las ciencias deontológicas que estudian el ser como debe ser, etc. Nos referiremos a continuación a •diversos modos de entender la ontología en el siglo xx (prescindiendo de las definiciones escolásticas a que hemos ya aludido).

Para Husserl, que considera nuestra disciplina como una ciencia de esencias, la ontología puede ser formal o material. La ontología formal trata de las esencias formales, o sea de aquellas esencias que convienen a todas las demás esencias. La ontología material trata de las esencias materiales y, por consiguiente, constituye un conjunto de ontologías a las cuales se da el nombre de ontologías regionales. Ahora bien, la subordinación de lo material a lo formal hace, según Husserl, que la ontología formal implique al mismo tiempo las formas de todas las ontologías posibles. La ontología formal sería el fundamento de todas las ciencias; la material sería el fundamento de las ciencias de hechos, pero como todo hecho participa de una esencia, toda ontología material estaría a su vez fundada en la ontología formal.

Para Heidegger, hay una ontología fundamental que es precisamente la metafísica de la Existencia. La misión de la ontología sería en este caso el descubrimiento de "la constitución del ser de la Existencia". El nombre de fundamental procede de que por ella se averigua aquello que constituye el fundamento de la Existencia, esto es, su finitud. Pero el descubrimiento de la finitud de la Existencia como tema de la ontología fundamental no es para Heidegger más que el primer paso de la metafí-sica de la Existencia y no toda la metafísica de la Existencia. La ontología es, en realidad, única y exclusivamente, aquella indagación que se ocupa del ser en cuanto ser, pero no como una mera entidad formal, ni como una existencia, sino como aquello que hace posibles las existencias. La identificación de la ontología con la metafísica general ha de encontrar en esta averiguación del ser como trascendente la superación de las limitaciones a que conduce la reducción de la ontología a una teoría de los objetos o a un sistema de categorías.

Para Nicolai Hartmann, en cambio, la justificación de la ontología consiste no en la pretensión de resolver todos los problemas, sino en el reconocimiento de lo que es metafísicamente insoluble. Por eso propone distinguir entre la antigua ontología sintética y constructiva, propia de los escolásticos y racionalistas, que pretende ser una lógica del ente y un paso continuo de la esencia a la existencia, y la ontología analítica y crítica, que se ocupa de situar en su lugar lo racional y lo irracional, lo inteligible y lo trasinteligible, más allá de todo racionalismo, irracionalismo, realismo o idealismo. El ente de que esta ontología trata, dice Hartmann, tiene un carácter mucho más general que el ser limitado de las teorías metafísicas aprioristas, pues abarca cuanto es y averigua en todos los casos las determinaciones que corresponden a todas las esferas de lo real.

El uso del término Ontología' no se limita, como a veces se supone, a ciertos grupos de filosofías (racionalismo moderno, neoescolasticismo, fenomenología, filosofía de la existencia, etc.). Se ha empleado también por filósofos de otras tendencias. Mencionaremos a continuación tres casos. El primero, el de J. Feibleman; el segundo, el de Lesniewski; el tercero, el de Quine. En relación con el último uso reseñaremos brevemente la discusión entre Quine y Carnap acerca de la legitimidad o ilegitimidad de plantearse cuestiones ontológicas, pues esta polémica arroja luz sobre el status de la ontología.

Feibleman presenta una "ontología finita" destinada a mediar entre la actitud metafísica y la actitud positivista; se trata, como dice el mencionado autor, de un "positivismo on-tológico". La ontología se convierte así en una serie de postulados que, aunque primariamente de carácter formal, son capaces de constituir una red conceptual que aprehenda la realidad. La ontología es entendida así como una "construcción" dentro de la cual adquieren sentido ciertos fundamentales conceptos metafísicos, tales como los de realidad, esencia, existencia, etc. Es una disciplina fundamental previa a toda investigación filosófica y científica.

Stanislaw Lesniewski ha llamado ontología a la teoría y cálculo de clases y relaciones. La ontología se distingue, según Lesniewski, de la prototética (o cálculo proposicional) y de la mereología (o álgebra de clases, con exclusión de la clase nula). El desarrollo de la ontología da lugar a una "axiomática ontológica". Según Kotarbinski y León Chwistek, la ontología de Lesniewski, no obstante su carácter lógico-formal, tiene estrechas relaciones con varias partes de la filosofía aristotélica.

Quine ha propuesto dividir la semántica en dos partes. Una es la teoría de la referencia (que trata de los problemas relativos a la designación, a la denotación, a la extensión, a la coextensividad, a los valores de las variables, a la verdad). La otra es la teoría de la significación (que se ocupa de los problemas relativos a la sinonimia, a la naliticidad, sinteticidad, implicación e intensión). Dentro de este esquema la ontología pertenece a la teoría de la referencia (mientras que lo que dicho autoi llama ideología pertenece a la teoría de la significación). Desde luego, Ontología' significa aquí Ontología de una teoría' y no coincide con el sentido "clásico" del vocablo. Desde este ángulo hay que entender frases tales como: "una cierta teoría interpretada implica una ontología". Quine ha expuesto estos puntos de vista en varios artículos (véase bibliografía). Reconoce en ellos que cada forma de "discurso" implica una determinada ontología y que "una teoría tiene que reconocer aquellas entidades —aunque sólo ellas— a las cuales las variables de cuantificación de la teoría deben ser capaces de referirse, con el fin de que las afirmaciones hechas en la teoría sean verdaderas". El uso renovado del término Ontología' aparece asimismo en otros autores contemporáneos. Mencionamos entre ellos a Ernest Nagel (véase la bibliografía) y a Gustav Bergmann (v.la bibliografía). Este último autor señala que el 'Hay (existe)' cuantificado no tiene mucho que ver con la "existencia" de que habla la ontología tradicional, y propone un "patrón ontológico" —a su entender más preciso que el de Quine— constituido por un lenguaje ideal (una ficción) susceptible de aclarar muchos problemas filosóficos. En cambio, R. Carnap ataca el problema de las cuestiones "llamadas falsamente ontológicas" mediante una distinción entre " 'cuestiones' internas" y " 'cuestiones' externas". Las primeras son las que se suscitan dentro de un "marco" cualquiera ("marcos" de entidades tales como "el mundo de las cosas", "el sistema de los números", "las proposiciones", etc.). Preguntar: "Este x, ¿es real o imaginario?", "¿Hay un número primo mayor que 100?", etc., son cuestiones internas. En cambio, las " 'cuestiones' externas" se refieren al marco mismo: "¿Existe el mundo real?" (o mejor: "¿Existe la 'cosa mundo' misma?"), "¿Qué clase de ser tienen los números — entidades subsistentes, seres ideales, trazos sobre el papel con los cuales se calcula?" Estas cuestiones deberían contestarse aparentemente mediante una investigación que "trascendiese" los "objetos internos". Mas no es este el caso, según Carnap. Las " 'cuestiones' externas" se refieren a asuntos desprovistos de contenido cognoscitivo y no son propiamente teóricas; son una decisión que el filósofo loma sobre el uso de un "lenguaje", de modo que su formación como pregunta teórica es ambigua y "desencaminadora". Las "'cuestiones' externas" (pseudo-ontológicas) no son propiamente "cuestiones" que necesiten justificación teórica porque "no implican ninguna aserción acerca de una realidad". La "cuestión" se reduce a la introducción o no introducción, aceptación o denegación de determinadas "formas lingüísticas" que, siguiendo el vocabulario anterior, llamaremos "marcos". Sólo as!, piensa Carnap, se podrán admitir variables de tipos abstractos sin necesidad de adherirse al "platonismo" o a ninguna otra doctrina "ontológica". Carnap se opone, así, a la acusación de "realis-mo" hecha por Quine y otros autores, y niega que sea legítimo aplicar el término Ontología' a la elección de una forma lingüística. El problema del status de las "entidades abstractas" como cuestión semántica se halla, según Carnap, sometido a las mismas restricciones apuntadas para el problema del "marco"; sólo las "aserciones internas" pueden ser justificadas ya sea empíricamente, ya sea lógicamente (pues Carnap sigue manteniendo una clara distinción entre las dos justificaciones, a diferencia de Quine, que no admite los límites tajantes entre verdad lógica y verdad táctica). Todo el error consistiría, pues, en tratarlas "'cuestiones' externas" (que no son propiamente "cuestiones" ) como " 'cuestiones' internas", en vez de referirlas a decisiones últimamente justificables por su resultado. El "principio de tolerancia" (en las formas lingüísticas) ha sido invocado una vez más por Carnap sin más restricciones que la cautela y el espíritu crítico en las operaciones asertivas.

ps.: perdoem quaisquer erros, principalmente no que diz respeito ao latim.

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